LA VIEJECITA Y EL LORO (Fábula)

Raúl Otero Reiche

Una cierta viejecita
tenía en su casa un loro;
era su único tesoro
y gran consuelo en su cuita.

El carretero venía
muy temprano y preguntaba:
– ¿Compra leña? –
Contestaba:
– Bajen- y esto cada día.

De memoria se sabía
aquel pájaro precoz
la respuesta y la decía
imitándole la voz.

– Vuelvo pronto, voy a misa-
la mujer le repetía.
– ¡Date prisa! ¡Date prisa!
el lorito respondía.

Se quedaba muy contento
conversandoo en la ventana
con él mismo y con el viento
a la espera de la anciana.

Sucedió un amanecer.
-¿Compra leña?- Y contestó
remedando a la mujer
el lorito: -Bajen.- No
fue una sola carretada,
pues bajaban siempre más
y más leña, contratada
por el verde lenguaraz.

De la misa regresó
muy feliz la viejecita
pero luego se quedó
como un ánima vendita.

-¿Fuiste vos?-
– Yo fui, mi oro-
el lorito respondíó.
– Pues verás…
Y el pobre loro
más de un palo recibió.

Y hasta el perro soportó
el castigo de la dueña;
y una voz le preguntó:
-¿Vos también compraste leña?

MORALEJA
Muchas veces compartimos
un mal que no cometimos.

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